La conjura de los necios
La Conjura De Los Necios es una disparatada, ácida e inteligentísima novela. Pero no sólo eso, también es tremendamente divertida y amarga a la vez. La carcajada escapa por sí sola ante las situaciones desproporcionadas de esta gran tragicomedia. Ignatius J. Really es, probablemente, uno de los mejores personajes jamás creados y al que muchos no dudan en comparar con el Quijote. Más aún, es el antiprotagonista perfecto para una novela repleta de excelentes personajes, situados en la portuaria ciudad de Nueva Orleans, magistral Ignatius.
Él es un incomprendido, una persona de treinta y pocos años que vive en la casa de su madre y que lucha por lograr un mundo mejor desde el interior de su habitación. Pero cruelmente se verá arrastrado a vagar por las calles de Nueva Orleans en busca de trabajo, obligado a adentrarse en la sociedad, con la que mantiene una relación de repulsión mutua, para poder sufragar los gastos causados por su madre en un accidente de coche mientras conducía ebria.
El autor, John K. Toole, consigue una crítica clase media. Logra mantener el interés del lector (incluso mayor en una segunda lectura que en la primera) con un abanico de personajes a cuál más desagradable. No deja títere con cabeza y, a través de la tortuosa y enrevesada personalidad de Ignatius, da un repaso a la época que le tocó vivir en un tono de burla que contrasta con la triste visión de las vidas de los personajes retratados.
No encontramos únicamente una loca y angustiosa historia de crítica social, sino que el argumento engancha desde el comienzo. Momento en el que, como dice su protagonista, Fortuna hace girar su rueda hacia abajo y nunca sabemos cual es la desagradable sorpresa que nos depara el destino. A partir de aquí, unas situaciones enganchan con otras, al igual que lo van haciendo los personajes, y se va formando una enorme bola de nieve que terminará estallando al final de la novela.
Tras terminar La Conjura De Los Necios, a sus 32 años, el autor intentó infructuosamente que la publicasen. Ello derivó en una profunda depresión que le condujo al suicidio. Gracias a la tenacidad e insistencia de su madre hoy podemos disfrutar de esta deliciosa obra galardonada con el Premio Pulitzer.
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La Conjura de los Necios de John Kennedy Toole es una novela satírica que se centra en la vida de Ignatius J. Reilly, un hombre de treinta años que vive con su madre en Nueva Orleans. Ignatius es un hombre inteligente pero perezoso, con una gran pasión por la historia medieval y una profunda desconfianza hacia la modernidad. Su madre, Irene, es una mujer trabajadora y ambiciosa que quiere que Ignatius se vuelva productivo y encuentre un trabajo.
Ignatius se encuentra con una serie de personajes peculiares, incluyendo a Myrna Minkoff, una antigua amiga de la universidad que ahora es una activista de izquierdas; Claude Robichaux, un vendedor de hot dogs que sueña con convertirse en una estrella de rock; y Darlene, una prostituta que trabaja para el mafioso local, el Señor Gonzales.
Ignatius se involucra en una serie de aventuras, incluyendo una manifestación de activistas de izquierdas, una visita a un burdel, y una aventura en una fábrica de conservas. Durante estas aventuras, Ignatius se enfrenta a la hipocresía de la sociedad moderna y a la estupidez de la cultura popular.
La novela también presenta una crítica a la sociedad de Nueva Orleans, que es retratada como un lugar donde la gente está más preocupada por el dinero y el estatus que por el bienestar de los demás. Ignatius se enfrenta a la hipocresía de la sociedad al tratar de encontrar su lugar en el mundo.
Al final de la novela, Ignatius se da cuenta de que su lugar en el mundo no está en la modernidad, sino en la antigüedad. Él se da cuenta de que su verdadera pasión es la historia medieval y decide dedicar su vida a estudiarla.
La Conjura de los Necios es una novela satírica que critica la hipocresía de la sociedad moderna y la estupidez de la cultura popular. La novela también presenta una crítica a la sociedad de Nueva Orleans, retratada como un lugar donde la gente está más preocupada por el dinero y el estatus que por el bienestar de los demás. El protagonista, Ignatius J. Reilly, se enfrenta a esta hipocresía al tratar de encontrar su lugar en el mundo. Al final de la novela, Ignatius se da cuenta de que su verdadera pasión es la historia medieval y decide dedicar su vida a estudiarla.